
¡QUÉ FÁCIL ES PERDERSE!
Cada vez que ocurre una catátrofe, pareciera que sonara un despertador y una voz interior nos recuerda:
que estamos vivos,
que nos vamos a morir,
cuáles son nuestras prioridades
que los afectos son importantes,
qué es lo que no queremos dejar de hacer antes de partir.
Nos volvemos colaboradores, pensamos en las personas que están solas, nos ponemos en campaña con aquellos proyectos que dejábamos de lado y nunca iniciábamos.
Sucede que el tiempo cobra una importancia diferente y se hace más visible. Vivimos el presente de una manera diferente. Dejamos de darle importancia a cosas sin valor, a discusiones sin sentido. Creo que todos lo experimentamos en la pandemia.
¿Por qué será esto?
Para los que meditamos esto es muy evidente porque le mente egoica está permanentemente queriendo entrometerse y distraernos. Pero hemos aprendido que detrás de ella está nuestro observador interno que decide "volver". Para eso usamos anclajes como la respiración, por ejemplo. Contamos del 1 al 10 y después del 10 al 1, observamos la diferente temperatura con que entra y sale el aire, percibimos sensaciones corporales, y cosas por el estilo. Pero...de repente, y sin darnos cuenta, estamos pensando en la agenda de la semana, en que tenemos que llamar al plomero para que arregle una gotera o en la discusión que tuvimos el día anterior con nuestro jefe.
Esto es una metáfora de la vida. Por eso es tan importante entrenar la mente y ser nosotros los que la dirigimos, y no ella a nosotros.
Esto se llama consciencia.
Ocurre un accidente, un fallecimiento repentino, un suicidio, una pandemia, una guerra, y todos repentinamente despertamos y empezamos a actuar de un modo diferente, mucho más conscientes, volviendo a encaminarnos según los valores que hayamos elegido en la vida.
Y poco a poco volvemos a lo mismo...
Esto se llama inconsciencia
Una técnica que utilizo personalmente desde que entendí esto son los "redordatorios de la consciencia" como yo los llamo.
Por ejemplo, pongo en mi agenda, aquellas cosas que no son urgentes pero para mí son muy importantes.
Por ejemplo:
pedir citas médicas.
organizar reunión mensual con amigos.
visitar a personas que son importantes para mí.
Leer libros que no tengan que ver con lo laboral.
Hacer llamadas telefónicas a personas que quiero y veo poco.
Para ello, previamente me he parado a pensar cuáles son mis prioridades, mis valores, mis sueños.
Otra técnica que puede servir es poner carteles en lugares que sabemos no vamos a dejar de ver, como la heladera, el espejo del baño, o la pantalla del celular. También pulseras, anillos, cadenas o algo que llevemos siempre con nosotros. Por ejemplo, un anillo de oro nos puede recordar, cada vez que lo miramos, que somos valiosos.
Nos acostumbramos muy rápido a la vorágine diaria, que nos termina absorviendo, pasa la vida y nos encontramos diciendo cosas como:
¿Por qué no fui a tal lado?
¿Por qué no busqué ayuda?
¿Por qué no hice esa llamada?
¿Por qué no terminé esa carrera?
¿Por qué no esperé un poco más?
¿Por qué no abrí esa conversación?
Podríamos empezar a abrir pensamientos como "Y si......." o "¿Qué pasaría si......?
Hoy es domingo, día para parar y reflexionar. No dejes que te pase la vida sin hacer eso que haría una gran diferencia en tu vida.
"El perdón no cambia el pasado, pero amplía el futuro". Paul Boese